Algunos afirman que una persona generosa de corazón es emocionalmente rica, alegre y feliz y así ha de ser Juan Pablo, quien en esta ocasión nos relata lo acontecido hace unas semanas. “Hace un año trabajo como guardia de seguridad. Un día normal salí de mi trabajo a las 18:15 aproximadamente y me dirijo a la avenida España; en ese momento me percaté que no tenía combustible. Mi intención era llegar en la estación de servicio, sin embargo, por el amino observo una camioneta gris y al señor Alfredo tocando la bocina”, comenta.
Continúa “allí me doy cuenta de que el señor saca un pañuelo blanco y a través de esa señal entendí que se trataba de una situación de emergencia, por lo que me acerco a la ventanilla del conductor y le pregunto a dónde quiere ir, él me responde al Santa Julia. Me dirijo delante del móvil y activo la sirena de mi moto, así empiezo a descongestionar el paso para que pueda avanzar. Llegamos al sanatorio, me pongo a disposición del señor y en ese momento veo que ingresan al sanatorio su esposa y su hijo de nombre Federico”.
El gesto y la práctica de la empatía
“Siempre pensé que, ante alguna situación de ayuda, por más mínima que sea, estaré allí para dar una mano al necesitado. Por ello, es fundamental concienciar a la ciudadanía sobre el valor de la solidaridad, como en este caso, por ejemplo, para que muchas personas como Federico, tengan la posibilidad de llegar a tiempo a un lugar y la oportunidad de continuar con vida”, agrega.
La importancia de la educación vial
Juan Pablo dice que “ante esta situación que aconteció hace unas semanas es fundamental resaltar sobre la educación vial ante situaciones de emergencia, así como tener conocimiento de ciertas señales de pedido de auxilio, como el pañuelo blanco, que pueden marcar la diferencia ysalvar vidas en casos de alguna urgencia de salud”.
¿Qué hacer en casos de emergencias?
Resalta “no es necesario pensar dos o tres veces para ayudar y no precisamente debemos saber qué hacer ante situaciones de emergencias como ésta, sino es importante actuar en el momento preciso y tener la voluntad de tender una mano al prójimo. Las personas solidarias no podemos cambiar el mundo, pero sí podemos hacer la diferencia.
Recuerden que la satisfacción personal de ayudar a los demás es enorme”.